Escobar, Buenos Aires 28/11/2022

CONTINÚAN LOS ESFUERZOS EN RED PARA LA CONSERVACIÓN DEL AGUARÁ GUAZÚ EN SANTA FE

Una ejemplar hembra de aguará guazú (Chrysocyon brachyurus) de dos años volvió a su hábitat natural en la provincia de Santa Fe luego de ser rescatada y asistida desde el Ministerio de Ambiente y Cambio Climático, a través del Centro de Rescate e Interpretación de Fauna “La Esmeralda”, siguiendo el protocolo de manejo de aguará guazú. Había sido encontrada sin su madre cuando era una cachorra y luego de permanecer en esa institución, donde la acompañaron en su crecimiento y cuidado de salud, fue derivada al Centro de Recuperación de Especies Temaikèn (CRET) de Escobar en Buenos Aires para completar su rehabilitación comportamental.
Hoy, con alta médica y comportamental tras meses de desarrollo y aprendizaje exitosos, esta aguará guazú regresó a la zona de los Arroyos Saladillo Dulce y Amargo en el departamento San Javier en el norte de Santa Fe. La especie se encuentra catalogada como vulnerable en la Argentina, de ahí la importancia del rescate y rehabilitación de ejemplares cuya supervivencia está amenazada.

Una especie poco conocida, rodeada de mitos y amenazas a su supervivencia
En nuestro país el aguará guazú se encuentra amenazado principalmente por la acción humana, a través de la pérdida y/o degradación de sus hábitats óptimos, atropellamientos, persecución directa, captura y caza ilegal, ya que el poco conocimiento sobre la especie la rodea de mitos y desinformación, como por ejemplo, la creencia de que se alimenta de ganado o es peligroso para las personas, cuando su dieta principal incluye peces, pequeños roedores, aves, reptiles y también frutos y con los humanos es huidizo e inofensivo.

La preparación para ser reinsertada
La aguará fue encontrada cuando era bebé en la zona rural de Fortín Olmos en los Bajos Submeridionales, luego de perder a su madre. De esta manera, profesionales del Centro de Rescate e Interpretación de Fauna “La Esmeralda”, dependiente del Gobierno provincial de Santa Fe, realizaron los cuidados correspondientes durante más de un año y medio.

"Las principales las tareas que se realizaron fueron las estipuladas por el protocolo provincial que consistió en una evaluación de su estado de salud al momento del ingreso, toma diversas de muestras biológicas y el diseño de un plan para que el animal pueda atravesar el tiempo de cautividad de la mejor manera" comentó Pablo Siroski, veterinario del Centro de Rescate e Interpretación de Fauna. “Una vez transcurrido el tiempo necesario para que la aguará complete su desarrollo se consideró que ya era momento de su liberación por lo que se la derivó a la Fundación Temaikèn para la última etapa y la colocación del collar", finalizó Siroski.
La rehabilitación comportamental realizada en Fundación Temaikèn fue el tramo final de la etapa de manejo bajo cuidado humano. Esta instancia, donde se monitorea al animal a través de cámaras trampa para evitar contacto con personas y que se familiarice con el ser humano, consiste en ayudarle a recuperar o adquirir desde el inicio las habilidades y conductas propias de su especie que son necesarias para que pueda sobrevivir en la naturaleza.

Tecnología satelital para conocer mejor a esta especie
Esta aguará fue reinsertada con un transmisor que permitirá obtener información muy valiosa para la conservación de la especie. Especialistas de Temaikèn podrán seguir sus movimientos, conocer su área de distribución y distancias recorridas, además de poder inferir, con información del ambiente, más sobre sus hábitos y su estado de salud.


“Para nosotros es fundamental saber si la rehabilitación sanitaria y comportamental fue exitosa y ver por dónde se desplaza en la naturaleza. El collar tiene una batería que dura aproximadamente 18 meses y permite programar una fecha donde automáticamente el dispositivo se desprende del collar del animal”, indica Paula González Ciccia, Directora de Conservación, Educación e investigación de Fundación Temaikèn.

La información arrojada por el transmisor se suma a la obtenida de otros ejemplares de aguará guazú que han atravesado este mismo proceso y que es analizada junto a colaboradores del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC-CONICET) Ushuaia, el Instituto Nacional de Limnología, CONICET, Santa Fe, y el Instituto de Ecología, Genética y Evolución de Buenos Aires-Conicet, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.

Estos esfuerzos además se enmarcan en una colaboración internacional a través del Programa SAFE (Saving Animals from Extinction) de la AZA (Asociación Americana de Zoológicos y Acuarios) coordinado por Fundación Temaikèn y Zoo Conservation Outreach Group.


Acerca del aguará guazú
El aguará guazú (nombre que significa “zorro grande” en guaraní) es un mamífero de la familia de los cánidos (grupo al que también pertenecen los zorros y los perros) endémico de Sudamérica, que habita en zonas abiertas inundables entre pajonales e isletas de monte y palmares. En Argentina, su distribución abarca las provincias de Corrientes, Formosa, Chaco, norte de Santa Fe y Córdoba y este de Santiago del Estero. Se caracteriza por sus patas largas y un pelaje largo de color rojo con una especie de crin oscura en su cabeza. Es el mayor de los cánidos sudamericanos, de hábitos mayormente solitarios y crepusculares.

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