Sus patas son largas y provistas de un casco que le permite desplazarse a lo largo de cientos de kilómetros en busca de alimento o huir de sus numerosos depredadores. Las Cebras, como todos los équidos, tienen cascos córneos que protegen el único dedo que posee en cada pata.
El cuerpo es relativamente delgado y está cubierto de un pelaje muy especial, de color blanco con rayas negras y/o marrones. Las orejas son largas y móviles, por lo que contribuye al excelente oído del animal. Las Cebras se comunican entre ellas moviendo las orejas hacia atrás y adelante y emitiendo diferentes sonidos. Los ojos, situados lateralmente, permiten una visión en un ángulo total de 215°, esto beneficia al animal ya que puede observar casi todo el espacio circundante cuando se están alimentando. Es posible identificar a los animales por las rayas situadas en la unión entre el hombro y la pata. El dibujo de las rayas son como nuestras huellas digitales, únicas en cada animal. Estos signos distintivos constituyen, tal vez, señales de reconocimiento para las cebras junto con bramidos relinchos y olores. Presentan un órgano denominado de Jacobson situado en la cavidad nasal. Éste contiene fibras sensitivas del nervio olfativo. Después de haber inhalado algún olor, el animal levanta la cabeza y cierra voluntariamente los orificios nasales. El aire queda así bloqueado en el órgano de Jacobson donde millones de células sensitivas analizan la información. También, es éste el procedimiento por medio del cual los sementales detectan el nivel hormonal de las yeguas.